Estando sentado en la montaña, contemplaba el rebaño de cabras cruzando el barranco. Cuando desaparecierón por el camino, una de ellas quedó abandonada. Empezó , la cabra, a berrear desesperadamente. Me sentí aterrado, como la perdida cabra.
El cabrero llevaba su rebaño de cabras todos los dias por la montaña, yo lo miraba pasar campo atraves. Su aspecto, seco y huesudo, retorcido sobre un cuerpo destartalado, acaparaba mi atención. Las cabras dejaban el camino y se despeñaban en linea recta hacia el rio. El cabrero las seguia con agilidad dando saltos por el pedregal. Un dia lo paré para mantener una conversacion y saciar mi curiosidad. El cabrero me miró a los ojos, balbuceo algunas palabras, sacudio su cuerpo. Me aterrorice. Por un momento senti que era una cabra, la cabra guia.
El cabrero llevaba su rebaño de cabras todos los dias por la montaña, yo lo miraba pasar campo atraves. Su aspecto, seco y huesudo, retorcido sobre un cuerpo destartalado, acaparaba mi atención. Las cabras dejaban el camino y se despeñaban en linea recta hacia el rio. El cabrero las seguia con agilidad dando saltos por el pedregal. Un dia lo paré para mantener una conversacion y saciar mi curiosidad. El cabrero me miró a los ojos, balbuceo algunas palabras, sacudio su cuerpo. Me aterrorice. Por un momento senti que era una cabra, la cabra guia.
MUCHOS DE NUESTROS GUÍAS SUELEN SER PASTORES EN LO ALTO DE LA MONTAÑA. LO QUE NOS DEPARA LA VIDA FORMA PARTE DEL ENIGMA DE NUESTRA INCERTIDUMBRE
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