Espejo Roto.

Marco se bebia las noches en un solo trago, su vida universitaria era una continua fiesta. Prolongaba el placer de la inconsciencia hasta el amanecer. Marco era el eterno estudiante. Repetia sus cursos y su carrera se prolongaba. Sus amigos lo conocian por su aficion de llevar su alegria al mismo precipicio de la euforia. Derrochaba su tiempo en largas juergas, en enredos estudiantiles, en amores fugaces.La explosion de la vida lo atrajo a una existencia de desenfreno, de placeres inmediatos y derroches sin limite. Marco vivia en la eternidad de una juventud sin fin. Quemaba sus largas noches entre grandes dosis de alcohol y marihuana. Noches de Insonio. El olvido y la eternidad confundieron su norte lo enredaron en un vendaval de desatinos.Largas resacas matutinas entre libros que abria para contemplar la complejidad de materias incomprensibles. Los amores eran volatiles, las mujeres jugaban con su vitalidad y desaparecian en la oscuridad del olvido.
Llego la gran noche, la noche mas oscura, las estrellas se apagaron en su palpitar. Marco dormia sobre su cama destartalada, en una habitacion desnuda de recuerdos. Desechos de un naufragio esparramados por el suelo. Una atmofera putrefacta de cienaga llenaba el ambiente. Al amanecer, Marco levanto su pesado cuerpo y lo arrastro al cuarto de baño. Encendio la luz y se miro al espejo. Gritó horrorizado, dio un salto atras y se quedo perplejo. En el espejo una figura calaverica, un anciano desdentado. Volvió a mirarlo de nuevo. Un rostro desdibujado por la guerra de la vida.Las arrugas surcaban , como cicatrices, por sus mejillas, unos labios caidos en una mueca de tristeza, los ojos apagados y unas ojeras abultadas. Marco volvió a gritar y vio que su horror se reflejaba en el anciano del espejo. Rompio de un puñetazo el cristal. Las estrellas de esa noche volvieron a brillar. La fatiga cubrio su cuerpo. Exhauto se desplomó en la cama. Marco tomo consciencia. Habian pasado treinta años en un instante.