jueves, 29 de julio de 2010

La Isla del Ensueño


Erase una vez un viejo navegador de caminos, un hombre que atravesaba las selvas y cruzaba las montañas. Un viajero que en cada ciudad hacia su puerto y en cada rincon su casa.
Navego por oceanos largos y frios hasta encontrar mares calidos y soles dorados, brisas que mecian a las palmeras encorbadas sobre arenas blancas. Al viejo viajero se le lleno la boca de miel y sus pasos se detubieron en una de aquellas islas de nombres exoticos, islas como lagartos tendidos en el mar que saboreaban los rayos almendrados del sol. La isla del Ensueño, asi llamaban sus taciturnos habitantes a esa tierra.Sebastian , que asi le puso su madre en honor de su abuela, se llamba el viajero volador, el buscador de espacios y sueños. Palpo aquella isla del Ensueño en todos sus rincones: las selvas tupidas de grandes arboles y enormes flores, donde los monos saltaban de arbol en arbol gritando sonidos que repetia el eco, las serpientes reptaban entumecidas por la humedad de la tierra y el jaguar solitario oteando su reino lleno de vida y esplendor. Los largos rios cristalinos de grandes piedras blancas, serpientes cosmicas del universo donde la fluidez del agua transportaban a Sebastian al centro materno y calido del embrion originario. El Pantanal de extensos manglares donde el laberinto y encrucijada de canales perdian al viajero en su propio ser interior,Sebastian veia las flechas verdes de reptiles de enormes ojos rasgados que flotaban a la derva, las manadas de aves en el cielo señalando los puntos cardinales.Las montañas desgastadas por las tormentas tropicales, montañas que olian a los perfumes del cielo y pisaban a la isla con sus pies de gigante. El volador-viajero las subia para contemplar desde la cima la inmensidad del infinito. Sebastian soñaba con el ensueño de la isla, lagarto terreo en mares rasgados por el sol y el viento. Un dia encontro los arboles del cacao, una tierra humeda y fangosa donde sus hombres eran de color del chocolate y sus mujeres dulces como el azucar, los niños jugaban a la contmplacion de mirar su futuro embuelto en barritas de colores con sus nombres escritos en letras doradas. La sonrisa de las niñas abria el cielo azul en nubes de algodon y encendian las ascuas del hogar.Sebastian en la tierra del cacao y el ensueño entro en la fertilidad de la melancolia donde llorar era reir y besar se tornaba en dulces de amor hechos por la tristeza y espesura del chocolate que emanaba de la tierra. La melancolia fue su compañera y consejera en las noches oscuras donde los cerdos roncaban sus propios sueños y los caballos soñaban con los ojos abiertos en las estrellas lejanas. Los caminos del Ensuño condujeron a Sebastian a la tierra del Azucar. Extensos cañaberales se estendian como un mar por una planicie sin fin. Sus habitantes hablaban con el acento del dulce y sus ropas blancas, sucias de azucar y polvo. Loa machetes caian sobre las cañas y de un tajo cortaban los verdes y gruesos troncos . Un ejercito armado recorria el cañaberal en busca de su bien mas apreciado: el jugo de la caña. Destilaban Ron , el licor sagrado de un aroma intenso y co el celebraban las fiestas de la luna nueva y todos se embriagaban hasta el extasis entre canciones y bailes. Sebastian tambien cayo en sus vapores añejos yñ entro en un sueño de ritmos tropicales y lleno su corazon con el extasis de la alegria. Los caminos de la tierra del Ensueño condujeron a Sebastian a la tierra del tabaco, una planta que todos consideraban divina, regalo de los cielos y con ella fabricaban grandes puros dorados, marrones de olor a tostado. Las madrinas, mujeres de color, de grandes culos , los fumaban a todas horas para invocar a los espiritus y hacer hechizos de sanacion , hechizos de amores perdidos, la santeria dio la mano a Sebastian intruduciendolo en un mundo magico de humo y deseo, donde todos los dioses transtocaban sus nombres para entrar en una realidad aparte, un mundo perdido, en un recuerdo sin nombre y el viajero-volador vivio sus vidas sutiles entre cantos y sangre de gallo rojo, sintio la muerte y la vida unidas en la misma cuerda. hasta caer en el puro vacio.Los caminos de la isla del Ensuño que cruzaban toda la isla , desde oriente a occidente, transportaron a Sebastian a la tierra del cafe.El aromade esta planta inundaba las casas de sus habitantes, seres de risa facil que jugaban a hacer el amor. Sus mujeres eran hermosas y agiles como palomas blancas, sus culitos como manzanas duras, y sus pechos pequeños y firmes como aceitunas negras. Sebastian atraves del aroma del cafe descubrio el secreto de esta tierra: el Amor, amor a una mujer delgada como una espiga y fuerte como un gallo fino. En la casa de los vientos, en la casa del Ensuño, en la casa del cafe pasaba sus dias, sus horas y sus noches haciendo el amor entre las fragancias del cafe y el chocolate de los labios del deseo , el viento transportaba la casa llenandola de humo tostado a tabaco y la luna llena atraia el amor entre los amantes, entre los gastos de terrados vecinos, entre el viajero y su tesoro mas apreciado, Janet, una espiga que florecio en flor en los brazos de Sebastian, entre el cafe y el chocolate, entre el juego y el extasis. La casa del cafe era un palomar abierto a los cuatro puntos cardinales donde todos los sueños inundaban sus estancias.
Los sueños del Oeste, que el sol en su ocaso, doraba sueños de miel de puvis , de ojos almendrados en la contemplacion del amor, sueños de extasis tranquilo y sabores de pechos aceitunados, de canela en una melena de mujer. Janet hizo vibrar las cuerdas destensandas del viejo viajero, del astronauta del ilnfinito y lo enredo en sus largos brazos de viento, en su vientre de ron añejo, en sus labios de chocolate caliente y la casa del ensueño vibro en ritmos calidos y noches largas , el oeste entro en sus cuerpos, en sus anelos.Por las mañanas los sueños del Este entraban por las ventanas de la casa del chocolate y anegaba de luz y frecura los rincones mas sutiles de sus corazones , unidos por el abrazo del amanecer repiraban sus alientos , el uno del otro y la fragancia del cafe los embolbian en un acto de eternidad. El puvis , el monte de venus rezumaba sus jugos mas sabrosos de un Este cargado de sueño y placer. Al medio dia entraba el sueño del Norte cargado de lluvia y esperanza,los amantes jugaban como palomas persiguiendose por los rincones del olvido,aleteando sus pasiones,corriendo detras del amor. Las lluvias de los sueños del Norte calmaron la sed de Sebastian y el cafe inundo su garganta para siempre.
Las brisas suaves de los sueños del Sur traian ecos lejanos , susurros del Adios, los amantes fundidos en un abrazo de lagrimas comprendieron que los sueños del Sur eran de nostalgia y les traian la despidida. El ultimo cafe quedo solitario en el hogar de la cocina y la puerta de la casa de los vientos se cerro para alejar al viajero de su amante, el gallo mas fino y bonito que Sebastian habia amado. La isla del Ensueño quedo desdibujada en los ojos y en el corazon del navegador para dar paso al recuerdo de un viaje a sabor de ron añejo.
Sebastian Viedma Molero.

1 comentario:

  1. Me dijeron que escribiera mis aventuras y desventuras de mi viaje a Cuba, y sin pensarmelo escribi un cuento, que mas que refejar los hechos , son las emociones las que mas me interesaron. El sabor y el olor de la isla,y la bella Janet que con el cafe, Cubita, me hace soñar y amar.

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