viernes, 30 de julio de 2010

El Espantapajaros


En aquel canpo de espigas doradas crecian las amapolas y las margaritas. Un espantapajaros era su dueño, un espantapajaros elegante, de frac y chistera, con porte marcial espantaba a las bandadas de cuervos , que lo miraban con respeto y curiosidad.
Los trigales se doraban con los rayos de sol y el viento los mecia con la armonia de la suavidad. Y entre las espigas rubias y doradas crecio la espiga mas hermosa de todas: Marta, una mujer de cabellera larga bañada del oro del sol, de ojos azules acuosos , entornados por la dulzura de la miel,de brazos y piernas fuertes tensados por su fuerza interior y de piel blanca y suave como la leche materna.
Marta bailaba,con los brazos abiertos por el viento y los ojos cerrados por la ilusion del sueño, entre los trigales. Las amapolas y las margaritas la contemplaban y bailaban con ella, las espigas entonaban la melodia del amor y el campo resplandecia en pleno extasis de esuberancia. Al señor espantapajaros le crecio el corazon dentro de su cuerpo de paja y el deseo de abrazarla fue inmenso.
Los cuervos contemplaban la vision del amor imposible y se acercaron a los brazos de palo del espantapajaros para consolar su melancolia. Marta corria con su belleza de luz blanca entre los trigales, encendiendo de amarillo el campo,el rojo de las amapolas,el blanco de las margaritas. Marta se paro un instante ante tan destartalado espantapajaros, su chistera se habia undido y su frac estaba manchado por los escrementos de los cuervos, que ya no temian al maltrecho espantapajaros, su porte habia perdido su gallardia, Marta vio una lagrima caer de los ojos del espantapajaros y beso sus mejillas y sintio su corazon que palpitaba entre un fardo de paja. SVM.

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